RUTA DEL ROMÁNICO

Este recorrido comenzaría viendo las murallas de la ciudad, del siglo XI, de las que Zamora conserva aproximadamente un kilómetro de lienzo de lo que fue su primer recinto amurallado. Veremos el Portillo de la Traición o de la Lealtad de gran importancia en la historia de nuestra ciudad y donde explicaremos porqué “no se ganó Zamora en una hora”.

Visitaremos el Castillo, con multitud de restos arqueológicos y desde su torre del homenaje se contemplan las mejores vistas del cimborrio de influencias orientales de la Catedral de Zamora. Continuaremos por la Catedral “la joya del Románico” o “perla del Duero” a tenor de los expertos y visitaremos también su museo catedralicio, con una de las mejores colecciones de tapices flamencos de nuestro país. Junto a la Catedral nos asomaremos al Mirador del Troncoso con una vista inigualable del río Duero a su paso por Zamora y de los puentes de la ciudad incluido el puente románico. Continúa nuestra visita hacia la iglesia de San Ildefonso, donde veremos los enterramientos de San Ildefonso y San Atilano, patronos de la ciudad y de la diócesis respectivamente. Junto a esta iglesia, se encuentra uno de los templos más destacados del Románico de Zamora: la iglesia de la Magdalena con su imponente fachada y el espectacular y enigmático sepulcro románico de su interior. Continuaremos nuestro recorrido hasta la plaza de Viriato, una de las más bonitas y quizá la más emblemática de Zamora, donde veremos la escultura de Viriato, pastor lusitano que luchó contra los romanos en el siglo II a.de C. En esta plaza se encuentra el Palacio de los Condes de Alba y de Aliste, palacio renacentista de finales del siglo XV y actual Parador de Turismo.

Terminaremos nuestro recorrido en la Plaza Mayor, donde veremos otra de las joyas del Románico zamorano, la iglesia de San Juan de Puertanueva en cuyo interior se encuentra la Virgen de la Soledad, de enorme devoción en nuestra ciudad, más de 4.000 mujeres la acompañan en procesión la noche de Sábado Santo. Junto a la plaza, se encuentra la calle de Balborraz, una preciosa calle que baja hasta el río Duero y que fue la primera calle de comercio que tuvo Zamora en la Edad Media.